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jueves, 29 de octubre de 2015

El rezo del amanecer

Los musulmanes rezamos cinco veces al día, en cinco horarios determinados por el sol y la luna puesto que antiguamente no había relojes.

El primer rezo del día es en el momento en que empieza el amanecer. Dice en el Corán que es cuando empieza a distinguirse un hilo blanco de luz dentro de la oscuridad de la noche.

Y aquí es donde mucha gente se sorprende y dice: ¿y te levantas a rezar a esas horas? con lo bien que se está en la cama.

Bueno, pues sí, me levanto a rezar a esa hora; y doy la razón en que es cuando mejor estamos durmiendo.
Pero queda una tranquilidad después de rezar, que merece la pena levantarse a rezar. Y después del rezo te vuelves a la cama todavía mejor.

Al principio cuesta establecer el hábito de levantarte a esas horas, pero una vez tienes el ritmo ya cogido no cuesta nada, porque el rezo son a penas unos minutos y tiene una gran recompensa, además de la tranquilidad con la que vuelves a dormir sabiendo que ya has cumplido con la obligación y que cuando te levantes no tienes ningún rezo obligatorio hasta el mediodía.

Ahora bien, pensando en el pasado, me doy cuenta de que cuando era católica y me gustaba cumplir con las obligaciones, también madrugaba para muchas cosas.
Me viene a la mente el via crucis de semana santa, una procesión que se hacía muy temprano, a las 8 de la mañana, cargando el peso de la imagen de Jesús (que la paz sea con él) para llevarlo en procesión por las calles del pueblo, acompañados del frío, porque en esa época del año todavía no hace calor a esas horas.

Así que si lo pienso bien, merece la pena levantarse unos minutos para el rezo, en una casa en la que no nos falta el calor sea la época que sea, sin necesidad de salir a la calle ni de dar vueltas pasando frío.

Todo nuevo hábito cuesta cogerlo, pero cuando lo haces voluntariamente, porque te gusta y porque es lo que quieres hacer, coges el ritmo y se convierte en una rutina más de cada día.

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