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viernes, 13 de mayo de 2016

Nunca pensé que haría...

Bien dice el refrán español: "nunca digas de este agua no beberé porque el camino es largo y te puede dar sed".

En mis principios de interesarme por el islam y los musulmanes, me llamaba la atención el velo, admiraba a las mujeres que lo llevaban: diferentes telas, diferentes formas de llevarlo, colores, sencillos, estampados...
Y a pesar de que me lo ponía y me miraba al espejo, nunca pensé que un día comenzaría a llevarlo para no quitármelo más.

Un buen día me lo puse, salí a la calle, y me sentía feliz, encantada de llevarlo.
No me lo puse de manera continuada, sino que unas veces me lo ponía y otras no.
Hasta que un buen día decidí que esa era mi identidad y que no me lo quitaría por nada ni por nadie.

Cuando comenzaba a leer cosas de la sunna (tradición profética), pensaba que cómo la gente podía vivir de esa manera:
-Decir bismillah (en el nombre de Dios) antes de hacer cualquier cosa (vestirse, cocinar, salir, etc)
-Comenzar a vestirme por la pierna y el brazo derecho, y desvestirme comenzando por el izquierdo.
-Cuidar aspectos de la higiene tales como cortar las uñas exactamente cada viernes y no dejarlas crecer durante más de cuarenta días.
-Comer, preferentemente, de plato al centro, empezando por el lado más cercano y dejando el centro para el final (pues en el centro del plato hay una bendición).
-Comer sólo con la mano derecha (y no tener mientras el pan con la izquierda)
Y un largo etcétera.

Y ahora me paro a pensar, y en algún momento de mi camino hacia el islam he ido adquiriendo estos modales, siendo ahora parte de mi día a día:
-No me pongo el segundo calcetín sin decir bismillah aunque ya lo haya dicho en al ponerme el primero.
-Digo bismillah al echar agua en la olla, cuando la pongo al fuego, cuando echo la comida, cuando la pongo en los platos...
Y así, un largo etcétera.

En fin, que las cosas que en su momento creía innecesarias, difíciles de llevar a cabo, poco a poco las he incluido en mi rutina diaria y ahora son parte de mi día a día.



Dije de este agua no beberé, y me la estoy bebiendo toda. Alhamdulilah (Gracias a Dios)

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